¨El tiempo lo cura todo¨, ¨el tiempo es el médico de todo dolor¨, ¨el tiempo disuelve las angustias¨
¿Te suenan estas expresiones? Todos las hemos usado alguna vez y, en cierta manera, nos limita, pues no es una simple frase inocente, es una estructura mental que nos lleva a asumir que la sanación ocurre de manera pasiva, simplemente dejando pasar los días. El lenguaje que empleamos no solo describe la realidad, también la moldea. La forma en que hablamos sobre algo influye en cómo lo entendemos y, por lo tanto, en cómo actuamos. ¿Y si en vez de decir ¨el tiempo lo cura todo¨, dijéramos: ¨lo que hagas con el tiempo es lo que te sana¨. Cambiamos el enfoque, ahora la acción y la responsabilidad recaen en la persona, no en una fuerza externa como ¨el tiempo¨. Hay varias culturas que expresan esta idea de manera diferente, enfocándose más en la acción que en el tiempo pasivo:
La Programación Neurolinguistica puede ayudar a explicar por qué el lenguaje es tan importante en este contexto. En la PNL se dice que el lenguaje no solo describe la realidad, sino que la construye, por tanto, las palabras que usamos influyen en cómo pensamos, sentimos y actuamos. Al usar la expresión ¨el tiempo lo cura todo¨, estamos creando un marco mental en el que la sanación ocurre de manera pasiva, como si solo el paso del tiempo fuera suficiente. Esto puede hacer que las personas adopten una actitud de espera en lugar de tomar acción para sanar. En cambio, si reformulamos la idea con un lenguaje diferente, como ¨lo que hagas con el tiempo es lo que te sana¨, estamos activando un marco mental distinto, ahora la persona es responsable de su proceso de sanación. La PNL llamaría a esto una ¨reencuadración¨, es decir, cambiar la forma en que percibimos una situación a través del lenguaje. Si alguien se dice a sí mismo ¨esto nunca va sanar¨, está creando una realidad interna en el que el dolor es permanente. Pero si cambia su lenguaje a ¨estoy en proceso de sanar¨, su mente comienza a trabajar en esa dirección
En este sentido, la metáfora del Kintsugi funciona como una reconfiguración del lenguaje y la percepción. En vez de ver las heridas como algo que hay que esperar a que desaparezcan, se ven como algo que podemos trabajar activamente y transformar en belleza. Nos recuerda que somos nosotros los artesanos de nuestra propia reconstrucción, tomamos los fragmentos, decidimos cómo unirlos y elegimos embellecer las marcas en lugar de esconderlas
El kintsugi no es solo una técnica de reparación, sino una forma de ver la vida: en lugar de ocultar las cicatrices, las resaltas con oro, mostrando que las rupturas pueden ser parte de la belleza de la historia de un objeto....o de una persona