Victor Frankl, en su obra ¨El Hombre en Busca de Sentido¨, plantea la idea del giro copernicano de la vida : en lugar de que el ser humano se pregunte cuál es el sentido de la vida, es la vida quien lo interpela, y cada persona responde con su propia existencia y acciones
Tener un ¨GPS vital¨ en la vida es tener una brújula interna que nos guía hacia nuestros verdaderos deseos y metas, estar en propósito, basicamente. ¿Qué es estar en propósito? Es estar conectado con la razón profunda que guía tu vida, lo que da sentido a lo que haces, una dirección constante en la que te mueves. Responde a preguntas como: ¿para qué estoy aquí? ¿qué quiero aportar al mundo? Ahora bien, ¿cómo vamos a saber cuál es nuestro propósito si estamos inmersos en un sistema enfocado en alcanzar metas? Las metas son objetivos concretos externos que tienen un inicio y un fin, medibles y alcanzables que responden a preguntas como: ¿qué quiero lograr en un plazo determinado?Establecerse metas es importante, siempre y cuando estés en propósito, si no, vives en modo automático y llega un momento que no sabes para qué alcanzas esas metas. Y entonces entras en crisis
Las metas te dan dirección y el propósito les da significado. Sin propósito solo avanzas sin saber por qué
Benditas crisis existenciales, bendito ¨GPS roto¨ que nos desafía a vivir momentos de introspección profunda. Nos obligan a cuestionar nuestras creencias, valores y metas, lo cual puede ser el primer paso para realinear nuestra vida con lo que realmente importa para nosotros. Sí, son incómodas, desafiantes y dolorosas, y además nos ofrecen la oportunidad de redescubrirnos y redefinir nuestro propósito y dirección en la vida. En lugar de verlas como un problema, te invito a verlas como una invitación al despertar, como una alarma interna que te ayuda a evolucionar. Y aquí es donde muchos dicen (y es comprensible): ¨no puedo permitirme sentirme así porque tengo que ir a trabajar¨ y en verdad lo que están diciendo es que su bienestar inmediato está en riesgo. Y es cierto, una crisis existencial puede traer ansiedad, tristeza, confusión....pero ignorarla solo prolonga el malestar de fondo y acabas sintiéndote atrapado en una vida que no elegiste conscientemente. Todo esto que te cuento no es una chapa de manual, es una experiencia que yo misma viví. Mi primera crisis existencial vino a los 27 años y la sentí como morir. Literalmente. Y aprendí (con ayuda) a navegarla con las herramientas de las que disponía en aquél momento, agradeciendo a día de hoy lo que viví, porque llevaba tiempo ignorando lo que una parte de mi quería decirme: ¨que no era por ahí¨
Aquel ¨GPS vital roto¨ me enseñó a encontrar mi propósito, una motivación intrínseca conectada con mis valores personales, los cuales tenía silenciados por estar en constante estado de ¨meta extrínseca¨. Metas que ni siquiera alcanzaba para mí, sino porque ¨es lo que había que hacer¨, ¨es lo que la gente de mi alrededor esperaba de mi¨. Tuve que dejar el trabajo que supuestamente me llenaba, círculos sociales que supuestamente me aportaban, rutinas que supuestamente me gustaban.....¿y ahora qué? Me asusté mucho, porque me quedé sin energía y sentía que estaría así mucho tiempo. Pero, paradójicamente, al permitirme vivir la crisis y conectar con ese dolor, dejé de estar en el bucle supervivencia de baja energía y usé la poca que me quedaba para tomar acciones con sentido y recuperar poco a poco la vitalidad
El desajuste generacional y la crisis del propósito son síntomas de este diálogo con la vida. El diálogo de encontrar ¨el sentido de la vida¨