Un estado disociativo (?)

Una interrupción en la integración ¨normal¨ de la experiencia consciente, memoria, identidad o percepción que lleva a la fragmentación del ¨yo¨

¿Por qué ¨entrecomillo¨ la palabra normal y yo? Porque vamos a explorar las dimensiones objetivas y subjetivas de este fenómeno desde varios puntos de vista:

  • Fenómeno psicológico asociado a un mecanismo de defensa. En contextos de estrés extremo o trauma, el cerebro podría recurrir a este tipo de mecanismos para ¨desconectar¨temporalmente de la experiencia dolorosa. Al reducir la integración de señales emocionales intensas, la persona sobrelleva la situación de forma momentánea
  • Implicación de redes neuronales y alteraciones en la conectividad cerebral. Estudios de neuroimagen indican que, durante episodios disociativos, puede haber una disminución en la conectividad entre la corteza prefrontal (responsable de funciones ejecutivas y regulación emocional); y regiones límbicas, como la amígdala y el hipocampo (implicados en el procesamiento emocional y formación de recuerdos). Esta desconexión podría dificultar la integración de emociones y recuerdos, lo que se traduce en una fragmentación de la experiencia consciente. Se sugiere también una hiperactividad de la red DMN (Default Mode Network), involucrada en procesos de introspección, autoreflexión y recuperación de recuerdos autobiográficos. Esta hiperactividad de la DMN en procesos disociativos podría estar relacionada con una mayor rumiación e intensidad de procesos de autoreflexión, contribuyendo a la sensación de desconexión del ¨yo¨ y la realidad
  • Muchas tradiciones espirituales interpretan ciertos estados disociativos como caminos hacia la trascendencia del ego. En prácticas de meditación o rituales chamánicos, la sensación de separación entre el ¨yo¨ y el entorno puede ser vista como un medio para acceder a una realidad más amplia o a la unidad con el todo. No se plantea como un signo de patología, sino que, en ciertos contextos, puede reflejar una forma de desconexión intencional para trascender limitaciones personales y explorar aspectos más profundos de la existencia

Si bien desde el modelo médico la disociación se interpreta como una señal de disfunción que lleva a la fragmentación de la identidad, otros enfoques la conciben como una oportunidad para liberar a la persona de patrones limitantes

Vamos a establecer puentes entre los distintos enfoques aquí planteados. Cuando la mente no está focalizada en una tarea externa y se encuentra, de manera natural en un estado de reposo, el conjunto de regiones cerebrales involucradas en esta red tiende a estar activa. Sin embargo, lejos de promover momentos de reflexión saludables, la persona puede verse atrapada en un bucle de narrativas negativas y en un flujo automático de pensamientos rumiativos si no sabe cómo integrar estos momentos de reposo. Con prácticas que trabajen la ¨atención plena¨ al momento presente, se consigue reducir la hiperactividad de esta red asociada a la rumiación, permitiendo que la autoreflexión se produzca de forma más consciente y desapegada. El objetivo es abrir espacio a una transformación en el espacio de la introspección sin que la carga habitual de pensamientos invada nuestra mente. No se trata de ¨apagar¨ los patrones hiperactivos y rumiativos de esta red DMN, sino de transformar la calidad de la experiencia interna hacia una mayor claridad y expansión.

Durante la meditación profunda, la disolución del ego puede interpretarse como una apertura hacia una realidad mayor en la que se trascienden los límites del ¨yo individual¨. El malestar o sensación de fragmentación experimentada pueden ser parte de un proceso de transformación personal en el que acabas integrando (y no negando) tus sombras. La tendencia a negar o ignorar ciertos aspectos de tu ¨yo¨, es en parte un factor subyacente al fenómeno disociativo, pues al separar y mantener al margen recuerdos o emociones conflictivas, se adopta una respuesta de defensa y protección que conducen a la fragmentación de la identidad y experiencia consciente. En vez de simplemente erradicar la experiencia disociativa, busca comprenderla y utilizarla como una herramienta para alcanzar estados de mayor conciencia y conexión universal

Plantear este fenómeno disociativo desde un modelo clínico y uno más espiritual nos invita a apreciar que la misma experiencia puede ser vista como un síntoma a tratar o como una puerta hacia el crecimiento personal, dependiendo del contexto y la intención de la persona

Durante la práctica de reconexión e integración de aspectos fragmentados del ser, es común que emerjan recuerdos, emociones o sensaciones físicas relacionadas con la experiencia disociativa. Permitir que estos contenidos psíquicos reprimidos se manifiesten sin juicio, observándolos y aceptándolos, es clave para facilitar su asimilación a posteriori